domingo, 17 de abril de 2011

Vida de Pablo



Por la mañana la marea llena las piscinas naturales. Por la tarde alguno aprovecha para poner su toalla en una generosa franja de tierra. Por la tarde uno puede dibujar la estructura de la piedra intercalada en la roca porque la piscina está vacía, es un charco. O puede admirar el espigón, altivo, a salvo de las olas, que desemboca en un cruce de gasóleo y plástico. Por la tarde, las piscinas se cubren de envoltorios y caramelos. 

[...]

yo no escribo sobre cosas, escribo para librarme de las cosas. 


Carlos Pardo, Vida de Pablo. 



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